Una ex detenida desaparecida complicó la situación de Gregorio Molina al sindicarlo como la persona que abuso de ella durante su cautiverio en el centro clandestino de detención conocido como La Cueva.
La mujer eligió declarar en una audiencia en privado y que su nombre no trascienda. Ante el tribunal compuesto por Juan Leopoldo Velázquez, Beatriz Torterola, Juan Carlos Paris y Matin Bava contó que fue secuestrada durante la última dictadura cívico militar y llevada en un primer momento a la comisaría cuarta. De allí, fue traslada a La Cueva donde estuvo tres días.
La testigo relató con escalofriante detalle que cuando ingresó al edificio del viejo radar donde funcionada en centro de detención en la Base Aérea local, lo hizo encapuchada y al descender la escalera de entrada otro detenido que llegaba junto con ella fue empujado por uno de los carceleros y ambos cayeron al piso. Sufrió un corte muy grande en la frente y el supuesto médico que la atendió suturó la herida sin anestesia provocándole un dolor inmenso.
La mujer contó que fue abusada mientras estuvo cautiva y si bien no pudo ver al violador brindó una serie de detalles que permiten inferir que se trató del suboficial Gregorio Rafael Molina.
Uno de esos indicios fue el tono de voz. Ayer durante la audiencia, al menos tres testigos hicieron referencia a una persona con una voz gruesa, radial que vincularon con la persona de Molina. Otro dato aportado por la mujer fue la manera en que fue abordada por el suboficial mayor retirado que coincide con lo relatado por otras mujeres que también fueron víctimas de Molina.
Otro testigo que mencionó el nombre del imputado durante su declaración fue el abogado Alfredo “Tito” Bataglia, pocas horas después de iniciado el Golpe de Estado en su casa. Se lo llevaron en pijama y así estuvo varios días en los cuales lo trasladaron a la comisaría cuarta, a La Cueva y finalmente a la temida Unidad Penal 9 de La Plata.
Bataglia, reconocido militante comunista, pasó por varios centros de detención. Primero fue a Prefectura donde lo golpearon y simularon fusilarlo. Luego pasó por la Base Naval y por la comisaría cuarta. Ayer contó que junto a Julio Lencinas fueron los primeros detenidos alojados en el viejo radar de la Base Aérea. “Fue antes que se llamara La Cueva cuando nosotros llegamos la estaban acondicionando para alojar detenidos”, recordó Bataglia.
El abogado relató que en ese momento escuchó a varios militares mencionar el apellido de Molina como el oficial que formaría parte del grupo operativo de La Cueva.
Luego de unos días en la Base Aérea, Bataglia fue trasladado a Sierra Chica, luego a Devoto y finalmente a la UP 9 de La Plata. En el pabellón 4, destinado para los presos de origen marxista pasó el resto de su detención hasta que fue liberado en septiembre de 1977.
Otra mujer, una trabajadora del pescado, declaró que fue secuestrada en abril del 76 cuando tenía 18 años. El primer lugar de cautiverio fue el destacamento Peralta Ramos, actual comisaría quinta. Allí recibió su primera sesión de tortura: fue golpeada y abusada por sus carceleros. Luego contó que en dos oportunidades fue trasladada a La Cueva para ser interrogada junto a otros presos que se encontraban con ella en la comisaría cuarta. Después de varios días fue traslada a la cárcel de Devoto, donde permaneció hasta su liberación.
La cuarta audiencia en el juicio en contra de Molina fue inaugurada por el ingeniero Gustavo Adolfo Soprano. Fue secuestrado en un operativo en la ruta 2 cuando viajaba junto a su madre hacia esta ciudad. Los militares buscaban a su primo que tiene el mismo apellido y al hermano de un amigo suyo. Encapuchado y en la parte de atrás de un auto fue llevado directamente a La Cueva por orden del oficial del Ejército Cativa Tolosa, amo y señor del centro de detención hasta su muerte en octubre del 76.
Soprano contó que allí fue sometido a torturas físicas y psicológicas. Contó que conoció a otros detenidos y escuchó muchas veces los gritos de hombres y mujeres que eran torturadas. Uno esos episodios escuchó a una mujer y a su pequeño bebé llorar y gritar con desgarro.
Soprano permaneció 21 días secuestrados. Fueron más que suficientes para provocarles secuelas psicológicas a él y a su familia. Contó que su padre nunca se pudo reponer de su secuestro y se hundió en una profunda depresión.
Antes de finalizar su relato dijo al tribunal que los jueces tienen que poner las cosas en su lugar que el delincuente sea delincuente y la víctima sea víctima. Que el delincuente esté donde tiene que estar. Que eso aún se puede reparar a pesar de la muerte y las desapariciones.
Molina está acusado de homicidio agravado de los abogados Norberto Centeno y Jorge Roberto Candeloro; de privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos y apremios ilegales de 38 personas y de violación en al menos dos casos.
por Federico Desántolo
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